viernes, 4 de junio de 2010

"9 Iris y otros malditos cuentos de Kianny Antigua", por José Acosta.

El arte de contar historias es tan antiguo como el hombre mismo. Las tumbas egipcias, de una antigüedad de más de seis mil años, muestran con ingeniosos relatos la vida doméstica y social escritos sobre papiros. La mitología griega, la Biblia, los romances españoles están llenos de fábulas, epopeyas, relatos y centenares de historias que atestiguan el afán que siempre ha tenido el hombre de todos los lugares y todos los tiempos por contar el acontecer del mundo que le ha tocado vivir.

Con 9 Iris y otros malditos cuentos, la escritora dominicana Kianny Antigua pone un ladrillo muy particular en una calzada que tiene miles de años: la tradición literaria universal. Y es que Kianny Antigua, heredera de dicha tradición que en principio relataba las historias de pueblos y ciudades, se coloca en su época, y narra los avatares del individuo, de ese ser individual abrumado por la era de la información, por ese mar que lo atosiga, lo acorrala, y prácticamente lo hace encerrarse en su “jaula”, que es su interior, su forma de comprenderse, de aceptarse.

El libro comienza con el relato (o novela corta) de Nieve Iris Méndez, apodada Nueve Iris. Desde las primeras líneas se nos revela que el personaje es un “inconforme”. Desde muy niña Nueve Iris se rebela contra las normas establecidas y se abre paso por la vida a dentelladas, hasta lograr su objetivo: un futuro mejor para ella y sus hijas.

Nueve Iris nos pasea por un entorno social machista, donde la mujer se levanta a empujones hasta imponerse, hasta hacerse dueña de su propio destino.

La obra continúa con cuentos, entre los cuales se destaca “El pez de Ramón”, que trata sobre el empeño de un hombre por mantener como mascota a un pez gigantesco, lo que lo lleva a romper con su propia realidad y a crear espacios fantásticos dentro de las cuatro paredes de su vivienda.

Este personaje es el vivo ejemplo del hombre que huye de la multitud y se refugia en sí mismo, en sus pasiones, al punto de dar por ello la vida. En este cuento Kianny Antigua nos deja entrever el metamensaje de su obra: “Soy parte de la multitud, pero prefiero mi rincón particular”.

Otros argumentos de sus cuentos son los siguientes: un zapatero se aferra al azar para huir de su estado de pobreza, y termina desmoronándose ante la frustración y el desengaño; una mujer inconforme con su presente, viaja al pasado a través de las fotos de un álbum, y decide quedarse en la edad en que había sido feliz; una víctima de violencia doméstica se muestra indiferente cuando su “amado” es perseguido y baleado por la policía; una mujer normal cree tener dentro a una bailarina erótica, se lanza a perseguir su sueño y ante la dureza de la realidad se da cuenta que no sirve para el trabajo.

El cuento “El soñado” narra el encuentro de una pareja que circula en bicicleta por la acera. Aunque no se conocen, hay un hilo que los imanta, hasta que llegan a un lugar onírico y deciden pasar la noche juntos. La historia tiene magia y encanto. ¿Qué representa el perseguido? Los sueños, el deseo que tiene el ser humano de encontrar el lugar seguro.

Relatos donde lo fantástico invade lo real, lo simple se torna complejo, escritos con una prosa rica y fluida, que crea atmósferas bien logradas, donde los personajes se dan de cabeza contra un mundo del que quieren escapar, o al menos transformar con la fuerza de sus deseos e ilusiones.

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