(Novela, Sudaquia Editores, 2016)
ALGO DE LO QUE SE HA DICHO DE CALÉNDULA
[KA] discurre entre los pasillos de la muerte sabiendo que la muerte es una parte de la vida. Kianny hereda el talento referencial de una Ana Ma. Matute y un Alejo Carpentier. De un Rulfo y un Cortázar. [...] Como también la autora despliega en sus letras una filosofía calculada dejando que el raciocinio se detenga ante la fuerza del misterio.
[...] Caléndula es una novela negra de un realismo mágico-religioso desde el hipertexto, las reminiscencias (flashback), las fábulas, el mito y la magia. Minimalista y compleja… una maravilla, como la flor.
Eli Quezada
Narrada con una segmentación textual emparentada con las redes sociales y la realidad hipertextual del siglo XXI, Caléndula de Kianny N. Antigua hace una semblanza de la sociedad caribeña del Siglo Veinte. Fermín, un personaje atrapado entre la imagen de hombre fuerte de Pedro Páramo y la metafísica de las correspondencias de Mackandal, en El reino de este mundo, se desdobla en un laberinto sexual y mortuorio cuya salida es el pliegue final, la disolución del ser.
Carlos Aguasaco
En la escritura no es nada fácil manejar los vacíos de una historia, sin embargo, Antigua lo hace con mucho oficio, convirtiendo la ausencia de palabras entre fragmentos de texto en silencios que invitan a la reflexión de la lectora, es decir, en silencios buenos; y transformando los vacíos de los personajes silenciados víctimas de la opresión del colonizador, del amo o del hombre, en silencios malos. En esta micronovela escrita a caballo entre la tradición oral y la novela costumbrista caribeña, la autora nos muestra el complicado macromundo de un pequeño pueblo dominicano con sus riquezas y sus carencias, es decir, en toda su humanidad y con todos sus silencios.
María Mínguez Arias
Caléndula teje vidas y asomos de muerte que atrapan pétalos.
Josefina Báez
[Caléndula] me ha encantado. La primera página es deslumbrante y logra su objetivo de atrapar al lector para no soltarlo hasta el final. Y aunque su oralidad nos excluye a veces a quienes no somos dominicanos, o siquiera caribeños, la narración en tercera cumple con brillo su papel de anclar la situación en un medio y su historia concretos. La cultura popular y las relaciones de clase tienen densidad y sentido en los profusos pero oportunos diálogos (algunos de ellos con vocación de monólogo). Don Fermín y Yeya saltan con mérito del papel y la escritura a las figuraciones de realidad: ¡viven! Te felicito mucho, otra vez, querida Kianny. Gracias multiplicadas por esta entrega.
Raúl Bueno
La leí de un tirón... Muy buen logrado retrato costumbrista del país [R.D.]. Me encantó.
Erasmo Lora
Kianny Antigua es una escritora que maneja con pinzas la cotidianidad para adentrarse en los secretos a voces de sus personajes. Su escritura se balancea entre la religiosidad formal, la novela negra y el chisme barrial-familiar. Todo esto con una fuerte identificación de lo que es el movimiento y el lenguaje. Una de las cosas que destaca en Caléndula es el desfile de actores y actrices que destilan cadencia y ritmo propios. Insisto en que lo difícil de escribir en corto, es que la brevedad nubla o energiza los personajes. La narrativa de Antigua siempre se ha caracterizado por una gran descarga de humanidad. Por tal motivo, los habitantes de la Caléndula nos parecen cercanos. Lo ideal sería preguntarse cómo cabe tanto vuelo en un texto breve. Bueno, pregunte y métale el diente. Este es el texto de una escritora siempre en busca de nuevas vías y señales para expresar su talento. Grande Kianny.
Rey Andújar
Esta excelente historia nos transporta hacia un mundo no tan pasado, brutal, conmovedor y real, pero al mismo tiempo mágico y sensible.
Carmen Bascuñán-Sedlacek
En Caléndula, Kianny Antigua nos remonta a los cuentos de espantos y aparecidos contados por nuestros abuelos. Para mí, la grandeza de esta historia descansa en su apego a la hermosa tradición oral que nos mantiene en ascuas y nos ayuda a entender nuestra idiosincrasia. Una lectura entretenida en la que, a pesar de ciertas dificultades de edición, Kianny logra envolvernos en el mundo exquisito e inesperado que es su imaginación. Lo recomiendo.
Sussy Santana
¡Difícil de poner este libro a descansar después de que empiezas a leerlo! Esta historia corta, pero cargada como si fuera un largo libro, te transporta no solo al pueblo de los personajes, sino que a cualquier pueblo. Fácilmente la trama podría estar tomando lugar en Colombia o en cualquier otra parte de Sur América. La habilidad de Kianny N. Antigua para escribir de la forma en que hablan los personajes, es admirable y entretenedora, por eso el lector siente como si estuviera observando y escuchando la conversación, al punto que te olvidas que estabas leyendo. La forma en que poco a poco se va dando uno cuenta de la maldad del personaje principal más las descripciones de los rituales religiosos y de santería hacen de esta breve historia un rico mundo de ficción. Yo lo recomiendo para un viaje de tres o cuatro horas de avión o de tren, o para regalarlo en Navidad. ¡A los que les gusta la escritura de Gabriel García Márquez, les encantará esta historia de Kianny N. Antigua!
Jannine Pizarro Takhur
Un mal hombre está muriendo y su lenta, larga agonía es la excusa perfecta para relatar, sin demasiados detalles, su vida y la vida de los que le acompañaron, de los que le sufrieron. Kianny Antigua dibuja expertamente este cuadro dantesco, enmarcado en las tragedias de una familia campesina y haciendo uso de su lenguaje, de sus creencias y costumbres, para develarnos secretos, para hacernos pensar. Caléndula es una lectura con calidad narrativa, de fácil acceso, pero no de superficial factura. Es menester leer juiciosamente para visualizar las sutiles informaciones que la trama va dejando acerca de los personajes que en la historia convergen. No es azar el que Kianny logre mantener al lector adherido a la historia por unas cuantas horas, y me pregunté incluso si no habría sido una estrategia magistral el hacerla una novela corta. A ti que estás leyendo esto, léela. Seguramente también la vas a recomendar.
Edgar Smith
Lo religioso, lo mítico, el altar, los despojos, la hierba como medicina, la presencia de lo sobrenatural, sagrado o divino atraviesan a Caléndula, haciendo una simbiosis, que no siempre es fácil de lograr y que nuestra autora lo hace con fina destreza, con la realidad concreta en la que aparece la dictadura, el clásico calié o chivato al servicio del régimen, mujeriego como el que más, pero Caléndula no se detiene en ese marco histórico, lo trasciende para reflejar también la sociedad de hoy en su contexto barrial, con su acostumbrada oralidad e intervenida por lo virtual en la que los hechos se construyen desde la relación de lo real y de lo irreal, tejiendo la memoria e identidad de sociedades en las que permanece el sincretismo de lo africano, caribeño y europeo. […] Como dice nuestro poeta Domingo Moreno Jimenes: «O se toman los ángeles de las nubes o se aprende en la tierra la difícil misión de ser ángel». Kianny es una de nuestros ángeles que ha volado.
Sixto Gabín
Leer Caléndula, me transportó por un laberinto literario de altísima calidad, donde tuve la oportunidad de reencontrarme con sabores, olores y, sobre todo, con una realidad mágica del diario vivir, latente en el corazón no solo de la Republica Dominicana, sino también de muchos otros países de nuestra américa latina, especialmente en el Caribe hispanoparlante.
Minelys Sánchez Luperón
Valoro en su justa medida el hecho de que la historia está escrita en lengua llana, sencilla, directa, con un uso comedido y muy efectivo de las metáforas. Siempre emplea los giros poéticos y los efectos verbales en el momento y circunstancias necesarios, sin que se note nunca afán estético alguno con fines de impresionar al lector.
Juan Freddy Armando
Caléndula alcanza en cuanto mundo y lenguaje amplitud de espacio, atisbos de intemporalidad, lenguaje prístino, mundo propio y nacional, amor (mucho amor) por ese mundo, en uno de sus estratos visible en un personaje muy logrado como el de Domitila, y otros (Mabel, don Fermín, Rosa) novela que se deja leer (en el buen sentido de la palabra) ya que más que atraer magnetiza, es explosión contenida (como la de la portada que acompaña el libro y que es bella y sugerente).
José Kozer
[Para adquirir Caléndula, pulse en la foto de la portada, a la derecha]
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